Esta actividad permite mejorar la calidad de vida de los jubilados y recuperar espacios verdes del entorno urbano de Barcelona
Andar por las calles de Barcelona y encontrarse de repente un huerto repleto de tomates, calabacines, berenjenas y otras hortalizas, sorprende. Pero ya hace más de diez años, concretamente desde el año 1997, que el Ayuntamiento de Barcelona ha ido destinado algunos terrenos municipales para reconvertirlos en pequeños huertos urbanos hasta llegar a los trece actuales.
La responsable de la red de huertos municipales de Barcelona, Pilar Piqué, explica el objetivo del proyecto: "La idea de los huertos urbanos surgió como una iniciativa de dar mejor calidad de vida al ciudadano jubilado de Barcelona y dar una salida más lúdica y más entretenida a su tiempo libre. En definitiva, es acercar una vida más medioambiental y sostenible y incluirla a su rutina".
Este proyecto no sólo continúa vigente en la actualidad sino que la demanda ya supera a la oferta. Son muchos los jubilados mayores de 65 años que quieren poder disfrutar del cuidado de un huerto; pero son pocos los terrenos disponibles en Barcelona para desarrollar una actividad como esta. Pilar Piqué afirma: "Lo que intentamos es hacer más huertos urbanos porque el ciudadano nos lo pide. Pero no siempre es fácil porque Barcelona es una ciudad muy compacta y buscar terrenos para poder adecuarlos es un poco difícil. Si no se puede hacer uno nuevo, intentamos, por lo menos, mejorar los existentes".
El sorteo de las parcelas
Las 314 parcelas existentes en Barcelona -2.000 en Catalunya- se adquieren por sorteo y los beneficiarios pueden trabajar los terrenos cedidos durante años, si han superado un período de prueba inicial de seis meses. Los usuarios se comprometen a trabajar sus parcelas siguiendo el modelo de agricultura biológica, esto es, sin utilizar productos químicos, así como a no obtener beneficios económicos de su cosecha.
"Juan: ¡Afortunado es poco!"
El jubilado Juan Obón tiene una parcela en el huerto de la Masia de Can Cadena del distrito de Sant Martí de Barcelona desde el pasado mes de mayo. A pesar de haber viajado por toda Catalunya practicando la escalada años atrás se considera una persona de ciudad: "Yo soy de cemento y alquitrán, y no había cultivado nunca un huerto. Pero entre mis compañeros, que me ayudaron muchísimo, y la atención e interés que le puse, aprendí como se trabajaba hasta el punto que me felicitaron por lo bien que lo había hecho".
Juan se considera también muy afortunado de poder entretenerse cultivando sus verduras en este pequeño espacio. Este año ha plantado coliflores, coles, habas, cebollas, puerros y calabazas, entre otras hortalizas. El huerto, para él, es una fuente de energía y positividad: "Es un gozo poder llevar una berenjena, unos pimientos o unos calabacines a casa. ¡A mi familia les encanta! Son tan diferentes a las que compras en las tiendas...".
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